Todavía no se sabe si la amenaza del Grexit de Schäuble iba en serio o era un farol (los comentaristas políticos en Alemania tienen muchas dudas). En cualquier caso, la jugada le ha salido redonda a Schäuble. Ha hecho que Tsipras claudicase, y eso con el apoyo de la mayoría de los griegos. El Bundestag finalmente va a aprobar un tercer rescate para Grecia. Francia empieza a pedir una unión política y la socialdemocracia tiene que mover ficha. Lo cuento en esta tribuna en El Mundo.